"Abre los ojos..."
Una y otra vez aquel melodioso susurro se repetía en su cabeza adquiriendo con cada segundo mayor consistencia. Su cerebro iba ordenando poco a poco cada palabra hasta procesar aquella frase la cual le costó obedecer. Con lentitud, sus ojos reaccionaron y, en un principio, solo logró hacer temblar sus párpados. Le iba a costar más de lo que creía. Con un mayor esfuerzo, consiguió dejar paso a la luz a través de sus pupilas, observando un rostro sin límites definidos. Con una voz escasa preguntó a la figura dónde se encontraba y esta no dio una gran explicación aunque la inquisidora no necesitó más detalles.
"En la realidad"
Tras oír esto, la chica cerró de nuevo los ojos intentando volver a la oscuridad de la que acababa de escapar, queriendo olvidar todo pero, sencillamente, ya no podía hacerlo.
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